lunes, octubre 24, 2005

PRIMERA FASE: Elegir y reflexionar un desafío

PRIMERA FASE
GUIÓN DE TRABAJO
La pauta que se presenta a continuación, pretende ser una orientación para realizar el trabajo sobre la Primera fase:
“PROFUNDIZACIÓN en los desafíos que este momento histórico presenta a nuestra misión educativa”.
Es una pauta flexible para que cada grupo: comunidad religiosa, comunidad educativa, equipo de trabajo, grupo de laicos... defina la manera de organizarse para realizar el trabajo.
Teniendo en cuenta que, al mismo tiempo, ha de permitir elaborar conclusiones que recojan lo particular y la universalidad de la misión de la Compañía.

1. Lectura del Documento base: “Desafíos a la misión educativa de la Compañía de María. Relectura del documento del XV Capítulo General, en continuidad con el XIV”.

Leer detenidamente el Documento:
- Destacar los elementos que aportan nueva luz para la comprensión de cada uno de los desafíos.

1.1.-Nombrar otros elementos, que no estén explicitados en el Documento, y que se considere necesario tener en cuenta para comprender mejor la complejidad que entraña cada desafío.

2. Elección del desafío o desafíos que se van a trabajar:Cada comunidad o grupo podrá elegir para profundizar uno o varios desafíos, los que considere de mayor interés dada la realidad de su contexto. No se trata de abordarlos todos, sino de ahondar en alguno o algunos de ellos.-Diálogo sobre las razones que mueven a elegir los desafíos que se desea trabajar.
-Elegir y justificar la elección.

3. Profundización en los desafíos elegidos3.1. Leer detenidamente las aportaciones enviadas que hacen referencia al desafío o desafíos elegidos.

3.2. Buscar, si se considera necesario, nuevas fuentes de información: aportaciones, opiniones diversas… que amplíen, mejoren, complementen y ayuden a clarificar y a ahondar en lo que comprende el desafío o los desafíos elegidos.

3.3. Concretar los factores que entran en juego en cada uno de los desafíos elegidos, y que es necesario tener en cuenta para poder abordarlos desde una perspectiva educativa.

3.4. Señalar pistas de acción para dar respuesta a cada desafío elegido en la realidad educativa concreta.3.5. Vislumbrar caminos nuevos de respuesta desde lo que es la misión educativa de una Compañía Universal.

LO TRABAJADO SE PRESENTARÁ SIGUIENDO EL FORMATO SIGUIENTE:

Desafíos elegidosRazones que justifican la elección de cada uno de los desafíos en los que se ha profundizado, concretar:Los factores que entran en juego y que es necesario tener en cuenta para poder abordarlos desde una perspectiva educativa.Las pistas de acción para dar respuesta en la realidad educativa concreta.Los caminos nuevos de respuesta desde lo que es la misión educativa de una Compañía Universal.La síntesis del trabajo realizado en cada Provincia o Delegación se enviará a Roma antes del día 7 de abril de 2006.

domingo, octubre 16, 2005

Texto completo de los desafíos de la misión Educativa

Relectura del Documento del XV Capítulo
General, en continuidad con el XIV
Beatriz Acosta M. odn y Equipo General, Roma 2005

Documento forma parte del material que se ha elaborado para dar respuesta al objetivo 1 del Plan General de la Celebración:
"Profundizar en nuestra misión educativa, desde los desafíos que nuestro hoy nos presenta, de manera que revitalice nuestra vida y nos ayude a seguir buscando caminos de futuro".

Se trata, en este primer momento, de que las comunidades lean y conozcan el texto.
Se profundizará en él con la finalidad de descubrir cómo estamos afrontándolos, de qué manera modifican nuestra vida y nuestras prácticas educativas y para trazar nuevos caminos de respuesta.

Deseamos, desde la convicción profunda de que nuestra vida es misión y de que somos educadoras hasta el final de nuestros días, que esta propuesta de estudio, reflexión y búsqueda conjunta, sea acogida como una oportunidad para la formación permanente y una ayuda para seguir encontrando "en continuo discernimiento, respuestas válidas para cada momento histórico" (Const. Art II, 6).

Indice el documento
Mirar la realidad del mundo con los ojos de Dios
Atrevernos a abrir caminos de encarnación
Desafíos a nuestra misión educativa
Apresurémonos a recorrer caminos de fe
Apresurémonos a recorrer caminos de pasión evangelizadora
Buscar desde abajo, desde los pequeños de este mundo, nuevos modos de tender la mano.
Potenciar una educación que ayude a las personas a crecer en todo lo que son y a comprometerse en la transformación de la realidad.

Discernir, movidos por la búsqueda de lo que es mayor servicio: las mayores urgencias, las nuevas necesidades educativas, la coherencia entre ser – hacer – organización.

Adentrarnos en el mundo de los jóvenes, acogiendo sus valores y carencias, explicitando con lenguajes nuevos, entendibles y sugerentes, el mensaje de Jesús.

Apresurémonos a recorrer caminos de cuerpo universal, con otros y otras

Establecer relaciones fraternas, tejidas por la acogida a los límites y a las diferencias, por el reconocimiento de los dones y posibilidades; comunidad en torno a un proyecto común.

Seguir avanzando juntos, laicos y religiosas, creyentes y no creyentes, todos aquellos que compartimos nuestra misión educativa en corresponsabilidad.

Buscar nuevas formas de solidaridad en el Cuerpo Universal, estableciendo redes entre proyectos apostólicos, cuidando la comunicación, promoviendo el intercambio de personas, bienes, recursos y experiencias.

Potenciar la red laical Compañía de María que se está gestando. Buscar juntos cómo hacerla posible.

Caminar con otros y otras desde la diversidad y pluralidad y crear conjuntamente espacios de humanización y Buena Noticia en nuestro mundo.
Apresurémonos a recorrer caminos de anuncio y de canto agradecido

DESARROLLO DEL DOCUMENTO
EL XIV Capítulo General, Roma 1997, abordó directamente la misión educativa de la Compañía, reflexionando el tema: "La educación, misión de la Compañía, con los laicos, en el umbral del siglo XXI".
El último Capítulo General: "Gracia Fundante - Pasión evangelizadora", Roma 2003, coincidió con los 400 años de la "Noche del Cister", la experiencia que dio origen a la Compañía de María. Por ello se puso el énfasis en la profundización de esta experiencia: Hacer memoria con otros y otras del hecho que nos dio a luz, volver a tocar nuestras raíces, tomar conciencia de nuestra tradición y de nuestra densidad histórica, para sentirnos continuadoras y continuadores de un Proyecto que, religiosas y laicos, en complementariedad y corresponsabilidad, estamos empeñados en abrir creativamente al futuro, recrearlo dentro de lo que son las culturas propias de nuestros pueblos.
Hacemos una relectura, desde el punto de vista de la misión educativa de la Compañía, de este último Documento Capitular, en continuidad con lo aportado en el Capítulo General anterior, con el deseo de que nos sirva de marco de referencia para realizar nuestro trabajo en la celebración de los 400 años como Compañía en el mundo: Señalar los desafíos que este momento histórico plantea a nuestra misión educativa para profundizar en ellos y seguir buscando caminos nuevos de respuesta.

Mirar la realidad del mundo con los ojos de Dios
El Documento del XV Capítulo General, de forma poética y sugerente, comienza invitándonos a mirar, con los ojos de Dios, la realidad de este mundo nuestro, esa mezcla de noche y luz que nos envuelve:

"Solamente Dios te hace mirar con su mirada las noches de la vida:
la noche de la increencia, de la irrelevancia de la fe, de la indiferencia ante el evangelio;
la noche de un mundo atravesado por corrientes de deshumanización;
la noche de los/as jóvenes, manipulados/as y desorientados de tantos modos;
la noche de los desplazados, inmigrantes, refugiados, de cuantos han de dejar su tierra, sus raíces, su cultura … de tantos que experimentan desarraigo;
la noche de gentes y pueblos empobrecidos y excluidos en tantas partes del mundo;
la noche que de distintas maneras envuelve a la mujer;
la noche de la familia, amenazada y rota;
la noche de tantas gentes heridas de mil modos de violencia.
Solamente Dios te hace mirar con su mirada las luces de la vida:
la que brilla en las búsquedas y deseos de trascendencia;
la que alumbra movimientos de paz, solidaridad, reconciliación, que atraviesan pueblos y culturas;
la que refleja los avances de la ciencia y la técnica al ofrecer posibilidades de humanización;
la que surge de opciones éticas de hombres y mujeres que iluminan el caminar colectivo de la historia;
la que emite destellos de esperanza y generosidad, de sensibilidad y cercanía, en tantos jóvenes que desean vivir y compartir vida;
la de tantos creyentes que son pequeñas lámparas en medio del mundo, cuando denuncian la injusticia, son mediadores de paz, tienen una palabra de Evangelio".
Mirar y mirarnos con los ojos de Dios a veces no es fácil, exige mucho realismo y mucho optimismo. Exige mirada limpia y capacidad de ternura. Porque sólo el amor es capaz de descubrir lo bueno del mundo y de mirar con simpatía las impotencias y fragilidades, de posibilitar que la realidad vaya adentrándose en nuestro corazón y haga brotar el compromiso.
Juana de Lestonnac era una mujer que había aprendido a mirar con los ojos de Dios. Profunda conocedora de la problemática de su época, se deja "afectar" por ella y lejos de paralizarse pone manos a la obra… Así nos lo cuenta la Historia de la Orden en el relato de la Noche del Cister:
"…vio un gran número de jóvenes a punto de caer en el abismo y comprendió que era ella quien debía tenderles la mano".


En este hoy nuestro se nos llama a nosotras y nosotros, religiosas y laicos de la Compañía de María, a ser continuadores de la misión educativa de Juana de Lestonnac; a abordar una misión que nos exige conocer y adentrarnos en la realidad de nuestros pueblos para dejarnos tocar por ella. Sólo así podemos situarnos con los hijos y las hijas de esta realidad desde esa mirada optimista, en la más noble acepción del término: la de confianza en cada uno, en cada una. Se ha dicho con acierto que es necesario ser optimista para ser educador: "los pesimistas pueden ser buenos domadores pero no buenos maestros".

Atrevernos a abrir caminos de encarnación
Mirar con una mirada positiva nuestro mundo lleva consigo el compromiso de abrir caminos de encarnación. El Documento del XV Capítulo General nos urge insistentemente a hacerlo: "Apresurémonos a recorrer caminos de encarnación".

Ignacio de Loyola, un gran pedagogo de la experiencia de Dios y una persona que Juana de Lestonnac toma como referente, nos enseña la relación que existe entre mirar y actuar. En una de las contemplaciones de sus Ejercicios Espirituales nos presenta "cómo las tres divinas personas miraban la planicie o redondez de todo el mundo" y nos invita a mirar a nuestro alrededor, a "ver la grande capacidad y redondez de la tierra, en la cual están tantas y tan diversas gentes y a ver las personas, las unas y las otras en tanta diversidad"… Porque lo que podemos observar, si miramos atentamente, es que unos nacen, están sanos, ríen y están en paz, y otros mueren, están enfermos, llorando y en guerra … Una realidad dividida y confrontada que nos habla de un mundo conflictivo y de contrastes. Algo que a la Trinidad no le deja indiferente, le conmueve de tal manera que envía al Hijo para adentrarse en ella, para encarnarse, para hacerse uno de tantos y desde ahí, transformarla.
Nosotros, a través de nuestra misión educativa, somos hoy esas continuadoras y continuadores de Jesús. Somos esas "dos manos que Dios quiso tener para hacer visible su bondad y su ternura" (Tito, 2-11). A través de la misión educativa que realizamos cada uno y como grupo, Dios sigue abriendo hoy caminos de encarnación, espacios de humanización y buena noticia en nuestro mundo.

C. Desafíos a nuestra misión educativa
El Documento del último Capítulo General sitúa en torno a diferentes ejes los desafíos que nuestro momento histórico, ya entrado el siglo XXI, plantea a la misión educativa de la Compañía. Para poder profundizar en ellos los agrupamos en los siguientes:
La fe y el sentido de trascendencia
La pasión evangelizadora,
Un cuerpo universal, con otros y otras
Desde el anuncio y el canto agradecido a la vida
La forma en que se redactan, con sentido de urgencia: "apresurémonos", nos insta a tener en cuenta la necesidad de interrelacionar los procesos educativos con la realidad emergente: de mutación, evolución y cambios rápidos.


lleva consigo irada de Dios. os posibilita o y con optimismo s para que pueda ser profundizado de nuevo ;Apresurémonos a recorrer caminos de fe

En la descripción de la realidad mundial de hoy, se subraya con fuerza "la increencia, la irrelevancia de la fe, la indiferencia ante el evangelio, las corrientes de deshumanización". Y también "deseos y búsqueda de trascendencia" manifestados en expresiones diversas de la fe y de la religiosidad, de aquí el desafío que nos señala el XV Capítulo General:

"Recorrer caminos de fe que nacen del fuerte deseo de vivir la centralidad del Señor Jesús y su Reino en nuestra vida… caminos de fe que nos humanizan y transforman nuestra vida en misión".

El Capítulo General anterior ya subrayaba este acento de nuestro Proyecto Educativo, pero desde otro punto de vista:
"Ante el fenómeno contrastante de increencia y búsqueda de trascendencia y nuevas expresiones religiosas, el anuncio explícito de la persona de Jesucristo: Aportar un horizonte de sentido desde la cosmovisión cristiana y favorecer el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural".

Es evidente que la oferta educativa de la Compañía de María es cristiana, pero también es un hecho que, cada vez más, partimos de unos contextos en los que la fe no se puede presuponer, es más, muchas veces nuestra cultura bloquea la posibilidad de creer, el sustrato cultural en el que nos socializamos lo impide. La novedad que aporta el XV Capítulo General es que apela, nos desafía con fuerza a vivir la experiencia de Dios, a dejarnos humanizar por su presencia para poder transparentarla. Nuestra tarea de educadores, mirada así, adquiere una dimensión totalizante, se transforma en misión. "El educador Compañía de María es educador más allá de la función y tarea, es un modo de acoger y transmitir la vida. Esta concepción integradora es la que hace que la Compañía de María se comprenda a sí misma como una institución cuya entraña educativa es sustrato de lo que se es y no sólo de lo que hace".
Entender así la educación nos convierte en testigos. La verdad y coherencia de nuestra vida es lo que dará calidad a nuestra acción educativa y lo que contribuirá a construir humanidad.

El XIV Capítulo General señalaba la necesidad de favorecer el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural; creemos importante retomarlo de nuevo como un desafío de nuestro hoy. En estos últimos años los movimientos migratorios, además de lo que la globalización trae consigo de interrelación, hace que en nuestros espacios educativos convivan diferentes culturas y religiones. Quizá hoy, más que hace unos años, uno de los objetivos fundamentales de la educación es el de "contribuir al nacimiento de un nuevo humanismo, con un componente ético esencial y amplio lugar para el conocimiento y el respeto a las culturas y los valores espirituales de las diferentes civilizaciones, contrapeso necesario a una mundialización percibida sólo en sus aspectos económicos o técnicos". Algo que de otra manera también expresaba el Capítulo anterior: "Ante los avances científicos y tecnológicos, la construcción de un nuevo humanismo… Recrear la tradición humanista de la Compañía".

La interrelación con otros credos y religiones no tiene por qué hacernos pensar que se puede desdibujar nuestra identidad, más bien hemos de encararlo como un desafío de nuestro hoy al que debemos dar respuesta con realismo y a través de pedagogías diferentes a las de otros momentos, desde la convicción de que la identidad se afirma, se enriquece y madura en el diálogo.

Apresurémonos a recorrer caminos de pasión evangelizadora
También, fruto de esa mirada a lo que es la realidad mundial, el XV Capítulo General nos impulsa a recrear en el hoy ese estilo específico de compromiso, esa pasión evangelizadora que nos transmitió Juana de Lestonnac. Estos son algunos de los desafíos que hemos de afrontar para dar respuesta a nuestro momento histórico:

2.1. "Buscar desde abajo, desde los pequeños de este mundo, nuevos modos de tender la mano"
El Capítulo General anterior subraya esa línea transversal que está en la entraña del estilo educativo de Juana de Lestonnac: "desde la perspectiva de los pobres y excluidos" y la concreta, a la luz de la realidad actual, en uno de los acentos de nuestro Proyecto Educativo: "Ante un sistema excluyente que genera dramas humanos, la compasión y el amor preferencial a los más pequeños". Este último Capítulo nos reta a "buscar desde abajo nuevos modos de tender la mano".
Cuando miramos hacia adentro de cada una de nuestras estructuras educativas desde este dinamismo que conlleva el situarnos "desde abajo", nos encontramos con diferentes aspectos de la realidad que nos exigen buscar caminos nuevos de respuesta:

El término "desestructuración" es uno de los que más recoge lo que es la situación actual: familias desestructuradas, grupos de referencia social desestructurados, niños y jóvenes desestructurados…, con lo que ello genera de vulnerabilidad y fragilidad en las personas y grupos, y de impotencia en los educadores y educadoras. Dicen los expertos que es en la exclusión donde la desestructuración golpea con más dramatismo; sin embargo hoy día, cada vez más en todos los lugares sociales aparecen síntomas de este mal de nuestra sociedad.
Esta realidad nos impulsa a convertir nuestros espacios educativos en "lugares de sanación, de emergencia y recuperación de posibilidades amenazadas, de vigilancia constante para que nada de lo que tiene capacidad de desarrollo y de vida se pierda". García Roca dice que "en situaciones de desestructuración educar ya no es primariamente la transmisión de saberes y de aprendizajes sino la aventura personal del encuentro que induce valores". Para él "la educación ha de incorporar elementos propios del acompañamiento que se ejerce a través de la tutoría, de los servicios de proximidad y de la rehabilitación de las energías éticas". Esto supone todo un cambio en nuestra manera de enseñar, en nuestras pedagogías, metodologías, estructuras… que quizá ya nos hemos planteado o tal vez tengamos que hacerlo…

El trabajo conjunto con la familia se hace imprescindible si queremos dar respuesta a este desafío fuerte. El último Capítulo, en su mirada a la realidad, se fija en "la noche de la familia, amenazada y rota". El Capítulo XIV situaba ya nuestra intervención con la familia como una prioridad:
"… afectada hoy por el impacto de fuertes cambios socioculturales y económicos, tiene hoy una nueva configuración que nos exige: profundizar en el nuevo concepto de familia desde lo ético y lo antropológico; discernir los retos que esa situación presenta a nuestra acción evangelizadora; acompañar a los padres y madres de familia en su tarea educativa estructurante de vínculos y valores".

El trabajo específico con la mujer sigue siendo también hoy, para nosotros y nosotras, una prioridad. Los dos últimos Capítulos nos urgen a caminar con ellas, "pronunciando palabras de dignidad y esperanza, de reconocimiento y libertad", dice el XV Capítulo General.
Situarnos "desde abajo", en nuestros espacios educativos, significa entender que la calidad educativa, una exigencia fuerte de nuestro hoy, entraña, al mismo tiempo, la promoción de una cultura humanista de calidad. Por la quiebra de valores sociales en nuestra sociedad actual, y por la precariedad cultural del sujeto que educamos, dar respuesta a una educación de calidad ha de incluir la urgencia de educar para la solidaridad e implicarnos educativamente en la construcción de la justicia.

No podemos perder de vista que buscamos una educación de amplios horizontes y metas elevadas y que ese "plus" de calidad incluye, en el Proyecto Educativo de la Compañía, la opción preferencial por los pobres y excluidos. Junto a la necesaria especialización de las disciplinas científicas y técnicas, hemos de incentivar una elevada sensibilidad humanista, en el sentido amplio del término. Potenciar esa línea transversal de nuestro Proyecto Educativo que resalta el Capítulo anterior: el "valor de la persona, la dimensión humanizadora desde el evangelio".
Situarnos en esta clave implica también "salir" de lo que son nuestros espacios educativos, ir más allá. Retomar lo que nos señalaba el XIV Capítulo General: "Acercar la educación al mundo de la exclusión". Desde donde estemos, abrir los ojos y atrevernos a mirar los rostros empobrecidos, es una exigencia ética y de nuestro estilo específico de compromiso: contribuir a la construcción de un mundo mejor en solidaridad con los más pobres. Tratar de entrelazar, de poner en relación las diferentes realidades, para modificarlas positivamente.

Esta apertura a los nuevos rostros de pobreza y exclusión conlleva, a veces, la búsqueda y puesta en marcha de nuevos programas o de nuevas estructuras educativas que permitan dar respuesta a sus necesidades. Es uno de los dinamismos que encierra nuestro Carisma como exigencia del "más" de la misión. Un desafío que lleva consigo priorizar y optar.

2.2. "Potenciar una educación que ayude a las personas a crecer en todo lo que son y a comprometerse en la transformación de la realidad"
El XV Capítulo nos sigue recordando que educar conlleva esa relación de ayuda que hace surgir todas las potencialidades de la persona. Nos desafía a seguir apostando por una educación integral que prepare para el presente y para saber afrontar el futuro, que prepare para la vida de cada tiempo. Algo que también destacaba el Capítulo anterior: "enseñar a saber ser, saber sentir, saber pensar, saber hacer, saber estar, saber convivir, como exigencia de la complejidad de nuestro mundo". Nada distinto a esa frase de Miguel de Montaigne que hace suya Juana de Lestonnac: "cabezas bien hechas más que bien llenas".
"Comprometerse en la transformación de la realidad" tampoco es nuevo, forma parte del núcleo de nuestro Proyecto educativo. El Capítulo anterior resaltaba explícitamente esta línea transversal: "Mirada contemplativa a la realidad para transformarla".

Junto a esto, el último Capítulo une explícitamente educación integral y transformación de la realidad, enfatiza la dimensión social como un aspecto esencial de la educación integral, aquí encontramos el desafío que es necesario abordar.
La educación de calidad que hemos de impartir en cada uno de nuestros espacios educativos ha de saber articular: personalización y colaboración, autonomía y responsabilidad, éxito personal y creación de vínculos comunitarios que posibiliten llevar adelante compromisos compartidos. Aspectos que también acentuaba el Capítulo anterior: "Ante el individualismo, educar para el diálogo, la convivencia, promover el sentido de fraternidad, contribuir a la formación de tejido social, de redes de solidaridad".

Sería necesario reflexionar sobre cuáles son hoy los modos de realizar esta transformación. Quizá pasó el momento de pensar en transformaciones gigantes; se trata más bien de creer que la realidad es transformable, trazar planes y proyectos abarcables y poner en juego lo que está
a nuestro alcance para lograrlos. Algo así expresa Eduardo Galeano:
"Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable".

Potenciar una educación integral que incluya la dimensión social nos exige, como educadores y educadoras, saber hacer la conexión local- global, global- local. Tener un conocimiento amplio de la realidad mundial, de las coordenadas y mecanismos que la rigen, nos compromete a producir cambio cada día en las pequeñas decisiones de nuestra cotidianeidad, a creer que ése es el lugar donde llevar a la práctica nuestras utopías.


2.3. "Discernir, movidos por la búsqueda de lo que es mayor servicio: las mayores urgencias, las nuevas necesidades educativas, la coherencia entre ser- hacer- organización"
La búsqueda y el discernimiento, otra de las líneas transversales de nuestro Proyecto Educativo que también subraya el XIV Capítulo General, son herramientas imprescindibles si queremos que la educación que impartimos vaya en coherencia con un mundo en constante cambio y que nos ofrece opciones diversas, entre las que debemos definirnos y optar.
Plantearnos constantemente por qué hacemos lo que hacemos y hacer de la reflexión- acción- evaluación un elemento fundamental de nuestra pedagogía cotidiana, es algo necesario en el hoy de nuestra tarea educativa.
Sin embargo, el discernimiento como línea transversal del Proyecto Educativo de la Compañía, como rasgo importante de nuestro estilo específico de compromiso, es algo más. Discernir, como dice Toni Catalá, es un modo de estar y percibir la realidad, una disposición del corazón, un hábito. El discernimiento no es posible sin una honda experiencia del Dios de la vida. Requiere ir aprendiendo a vivir como mujeres y hombres con la libertad liberada para el servicio. Entrenarnos en el discernimiento como búsqueda de la voluntad de Dios es una exigencia fuerte de nuestro momento histórico.
Es este discernimiento el que nos ha de llevar a buscar y elaborar nuevas respuestas para las nuevas urgencias y necesidades del mundo de hoy, es el desafío que plantea el último Capítulo. Respuestas creativas, por tanto arriesgadas y, al mismo tiempo, coherentes con nuestro Proyecto Educativo y con el momento histórico que nos toca vivir.

La llamada a una coherencia entre ser-hacer- organización es un subrayado específico de este Capítulo.
Desde hace unos cuantos años, la búsqueda y puesta en práctica de estructuras organizativas diferentes viene siendo una constante en las distintas realidades de la Compañía Universal. En el Capítulo anterior ya se hacía referencia a ello y se animaba a continuar dando pasos. Existen una serie de causas internas y externas que lo impulsan: los deseos de llevar la gestión de los centros en complementariedad laicos-religiosas, el menor número de religiosas, la necesidad de contar con personas cualificadas para esta gestión… Son búsquedas necesarias e importantes que posibilitan futuro y que nos han de hacer preguntarnos constantemente al servicio de quién queremos poner estas estructuras organizativas. Es evidente que nuestra credibilidad depende, en cierta medida, de la imagen corporativa e institucional que damos.


2.4. "Adentrarnos en el mundo de los jóvenes, acogiendo sus valores y
carencias, explicitando con lenguajes nuevos, entendibles y sugerentes,
el mensaje de Jesús"
Los jóvenes son los destinatarios preferentes de nuestra acción educativa y evangelizadora, están en la raíz, en la razón de ser de nuestro Proyecto Educativo: Juana de Lestonnac "vio un gran número de jóvenes a punto de caer en el abismo y comprendió que era ella quien debía tenderles la mano". Por tanto, la juventud, como campo preferencial de nuestra acción apostólica, de una manera o de otra aparece en todas nuestras decisiones Capitulares. El Capítulo anterior planteaba el trabajo con la juventud como una de nuestras prioridades y este último nos urge a "adentrarnos en su mundo y a explicitarles desde sus claves el mensaje de Jesús".
Esta llamada que nos plantea el XV Capítulo General es todo un desafío a realizar una evangelización contextualizada, a poner los medios para que lo relacionado con Dios pueda interaccionar con lo que es cada joven, con lo que forma parte de su contexto: su vocabulario, su manera de expresar el amor, el dolor, la amistad... A transmitir el mensaje de Jesús a través de signos y palabras que "toquen" sus códigos culturales y hagan surgir una experiencia de encuentro.

"Los contextos mandan mucho a la hora de la transmisión de valores". Partimos de una sociedad en la que no existe una cultura compartida uniforme sino plural, por tanto sólo cuando nos ocupamos de los contextos concretos podemos hacerlo en términos que enlacen con la identidad diferencial de los diversos grupos. Se nos hace necesario explorar con detenimiento cada contexto, cada espacio en el que desarrollamos nuestra misión, para poder situar acertadamente las estrategias educativas.
Por otro lado, no podemos olvidar que los contextos culturales son enclaves limitados, sólo se extienden a los que tienen una misma y común experiencia de la vida diaria, por tanto restringida. Si queremos caminar hacia la interrelación y el diálogo con lo diferente y plural, hemos de afrontar el desafío de la contextualización introduciendo en nuestras prácticas educativas la apertura a otros contextos. Educar hoy, para un mundo cada vez más interconectado y global, requiere horizontes amplios que partan de lo propio y lo agranden. En esta línea es indispensable lo que ya planteaba el Capítulo anterior: "Ante la dinámica de globalización en nuestro mundo, crear conciencia de responsabilidad universal: Ayudar a las personas y a los grupos a afirmar su identidad; favorecer que cada persona se sitúe como heredera y constructora de su cultura; entrar en diálogo con otras identidades, reconociéndolas y respetándolas, promover la amistad entre los pueblos… "Vivir dinámicamente la dialéctica contextual- universal" expresa el Documento del último Capítulo

Apresurémonos a recorrer caminos de cuerpo universal, con otros
y otras
El XV Capítulo General nos desafía a "unir nuestras fuerzas para responder a las urgencias de la misión" y a "caminar con otros y otras", una línea transversal de nuestro Proyecto Educativo también subrayada por el Capítulo anterior: "desde la diversidad y pluralidad". Se enfatiza la importancia de las relaciones e interrelaciones a diferentes niveles:

3.1. "Establecer relaciones fraternas, tejidas por la acogida a los límites y a las diferencias, por el reconocimiento de los dones y posibilidades; comunidad en
torno a un proyecto común"
Todo lo expresado hasta el momento sería muy difícil o imposible de vivir sin contar con un conjunto de personas que, en torno a un Proyecto común, es capaz de complementarse para llevarlo adelante. El Informe Delors de la UNESCO, lo expresa con claridad: la educación "se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar en él, lo que la convierte en una aventura colectiva".

Ser comunidad es una de las líneas transversales imprescindibles de nuestro Proyecto Educativo, el Capítulo anterior lo remarcaba: "desde una comunidad que forma para lo comunitario". Este XV Capítulo pone el énfasis en lo relacional. Con objetividad y realismo sitúa las relaciones como un conjunto de vínculos que hay que construir y que son la base para poder crear comunidad. Este es el desafío que plantea.

Hacer del Proyecto Educativo un proyecto común pasa por la construcción de una comunidad real, no ideal. Juana de Lestonnac, con mucha sabiduría y sentido práctico, ya sienta las bases. Fundamenta la comunidad en la "unión y conformidad mutuas para mejor y más eficazmente ocuparse del servicio encomendado", y en las relaciones sinceras de amistad: "no os recomiendo nada tan insistentemente como la amistad entre vosotras", poniendo de manifiesto la interacción que existe entre el elemento relacional y llevar adelante la misión confiada.

Construir un equipo cohesionado conlleva tener en cuenta una serie de elementos que lo posibiliten: crear un clima de confianza mutua; afrontar conflictos evitando una armonía artificial; tomar decisiones claras, pudiendo expresar la propia opinión, y empeñarse en llevarlas conjuntamente a la práctica, aunque no se tenga toda la seguridad de que esa decisión es la correcta; asumir responsabilidades, dar cuenta de lo que se hace y tolerar la incomodidad interpersonal que implica pedir cuentas; y atención a los resultados, anteponer las metas colectivas al reconocimiento personal.

El equipo, la comunidad, no se construye de un día para otro ni se construye para siempre. Paradógicamente las relaciones fraternas se tejen a partir del reconocimiento del límite y la fragilidad.

3.2. "Seguir avanzando juntos, laicos y religiosas, creyentes y no creyentes, todos aquellos que compartimos nuestra misión educativa en orresponsabilidad"
Con objetividad y realismo, el XV Capítulo expresa la necesidad de caminar "todos". Es claro y evidente que cada grupo humano cuenta con afinidades y también con diferencias. Diferencias en formas de ser y de pensar, en momentos de vida, en tipos de creencias… Y esto, si se sabe articular adecuadamente, es una enorme riqueza que aportar a la construcción del Proyecto común, que cada vez más ha de dar respuesta a personas de características y culturas plurales. El desafío está en saber transformar la diferencia en complementariedad, descubrir lo que cada persona puede aportar de valioso, creer que de verdad nos necesitamos
Generar dinámicas de inclusión que favorezcan avanzar todos es algo necesario si verdaderamente queremos que exista la comunidad educativa.

Tomar conciencia de que la misión educativa la llevamos adelante en corresponsabilidad, laicos y religiosas, ha ido adquiriendo intensidad progresivamente y, a medida que esto es una realidad, nos va abriendo nuevas posibilidades. Por tanto, es algo que sigue expresándose en los últimos Capítulos. El Documento del XIV Capítulo General, subraya esta línea transversal de nuestro Proyecto Educativo: "en corresponsabilidad con otros y otras" y este último afirma la convicción y el hecho de que la misión educativa la llevamos adelante en corresponsabilidad.

3.3. "Buscar nuevas formas de solidaridad en el Cuerpo Universal, estableciendo redes entre proyectos apostólicos, cuidando la comunicación, promoviendo el intercambio de personas, bienes, recursos y experiencias"

Las palabras precedidas por el prefijo "inter": inter-conexión, inter-relación, inter-dependencia,
inter-provincial…, han pasado en estos años a formar parte de nuestro vocabulario de una
manera habitual y, dejando a un lado la parte negativa que entraña el fenómeno de la
globalización, lo cierto es que todo lo que supone crear lazos, tejer relaciones, complementar
visiones, aunar realidades diferentes y reconocer que nos necesitamos, tiene efectos positivos.
El XIV Capitulo General ya concretaba algunas de estas nuevas formas de solidaridad en el Cuerpo de la Compañía: "Organismos de gestión administrativa, pedagógica y pastoral que animan varias obras a nivel provincial o interprovincial…, estructuras interprovinciales que promueven la reflexión sobre las exigencias de la educación hoy y la forma de atenderlas…" y expresa que "la evaluación del camino realizado nos impulsa a seguir dando pasos". En los seis años que van de un Capítulo a otro, estos pasos se han multiplicado, y los caminos ya hechos son apoyo para iniciar otras experiencias similares, para poner en marcha otras diferentes y también para aprender de los errores y de las dificultades.

El XV Capítulo nos desafía a seguir estableciendo redes entre los diferentes espacios educativos, dentro de la misma ciudad o zona, e incluye un subrayado nuevo: "buscar nuevas formas de solidaridad en el Cuerpo Universal", investigar y desarrollar todas las posibilidades que ofrece ser Compañía Universal.
Es una llamada a ampliar los horizontes de nuestras culturas y realidades concretas, a saltar fronteras, a descubrir y explotar la riqueza de la universalidad. Un desafío que lleva consigo romper inercias, tener valor para buscar y arriesgar caminos nuevos y comprometernos a poner nuestros recursos vitales al servicio del Cuerpo Universal.
3.4. "Potenciar la red laical Compañía de María que se está gestando. Buscar
juntos cómo hacerla posible"

En el Capítulo anterior, por primera vez en la historia de la Compañía, participó un grupo de laicos. Su Documento final recoge algo de lo que fue la experiencia: "Al acercarnos juntos, religiosas y laicos, al Carisma de Juana de Lestonnac hemos descubierto el proyecto de vida religiosa apostólica que ha animado la vida de la Compañía de María y que ha evolucionado a lo largo de los siglos. También un potencial nuevo que va abriendo cauces en la vida de muchos laicos, hombres y mujeres, creyentes o no, deseosos de servir de una manera siempre nueva".
Al XV Capítulo General nuevamente asistió un grupo de laicos y laicas de los diferentes contextos, que aportaron su reflexión, llevada a cabo a lo largo del año capitular. El objetivo fue tratar de buscar y discernir el horizonte hacia el cual seguir caminando conjuntamente.

Se señaló el deseo de ir creciendo en identidad Compañía y para ello elaborar un plan de formación, que se adecúe a las peculiaridades, especificidad y diferencias de cada contexto, que deje margen a la iniciativa de los diferentes grupos y que, poco a poco, posibilite que grupos y contextos se vayan entrelazando para formar una red laical.
Laicos y religiosas experimentamos que el Carisma de Juana de Lestonnac da sentido a nuestras vidas; el desafío es vivirlo desde opciones diversas, ayudándonos mutuamente a crecer en nuestra vocación específica. Así lo expresa el Documento Capitular: "sentimos la urgencia de vivirlo de forma complementaria… de ayudarnos mutuamente a crecer en nuestra propia vocación, con una misma espiritualidad, haciendo caminos conjuntos de Evangelio".
3.5. "Caminar con otros y otras desde la diversidad y pluralidad y crear conjuntamente espacios de humanización y Buena Noticia en nuestro mundo".

Dentro de este caminar con otros y otras, el XV Capítulo nos desafía a salir de los espacios e intereses propios, "a participar activamente en grupos que trabajan por la justicia, la solidaridad, la paz, la defensa de la vida, la dignificación de la mujer, la ecología… colaborar en ONGDs, movimientos ecuménicos o interreligiosos, potenciar proyectos de misión común con otras congregaciones. Nos desafía a tejer redes con otras personas y colectivos, diversos y plurales, empeñados en la misma aventura de construir humanidad. Algo que, de otra manera, acentuaba también el Capítulo anterior: "contribuir a la formación de tejido social, de redes de solidaridad".

Apresurémonos a recorrer caminos de anuncio y de canto agradecido
El Documento final del XV Capítulo General comienza invitándonos a mirar nuestro mundo con realismo y optimismo y termina urgiéndonos a cantar agradecidos a la vida.
Todos los grandes pensadores clásicos expresan que es el educador, la educadora, quien ha de transmitir a los destinatarios de su tarea educativa, lo que la humanidad ha aprendido sobre si misma y sobre la naturaleza, todo lo que ha creado e inventado de esencial… una tarea grande que requiere competencia y rigor profesional y, por tanto, aprendizaje continuo. El Documento del XV Capítulo General apela con mucha insistencia a poner los medios para que la formación específica y permanente que lo posibilita se lleve a cabo.

Junto a esto, la experiencia nos va mostrando que es en lo cotidiano de nuestro vivir, en los escenarios de interrelación auténtica y de servicio desinteresado, donde aprendemos en verdad lo que somos y lo que significa ser lo que somos: humanos y humanas; que es la fragilidad y la vulnerabilidad lo que permite la apertura a los otros y a la trascendencia. Reconocerlo, acoger el don que cada uno y cada una llevamos dentro y anunciarlo, más con hechos que con palabras, es el desafío que pone en nuestras manos el último Capítulo General.

Experimentar, incluso en situaciones de "noche", que la vida es un regalo que se nos da porque sí, es lo que nos posibilita cantar agradecidas, agradecidos, y activar todos nuestros recursos creativos para explorar y hacer surgir, sin que nada se pierda, esas potencialidades y posibilidades que cada persona lleva dentro.
Potenciar, en nuestros espacios educativos, las dimensiones de gratuidad, de alegría, de fiesta y de abandono confiado en el futuro es otro desafío que nos presenta el XV Capítulo.


El recorrido por los Documentos de los dos últimos Capítulos, pone de manifiesto los desafíos más importantes que el siglo XXI plantea a la misión educativa Compañía de María. Dialogar con ellos, profundizarlos y dejar que nos interpelen para buscar las respuestas nuevas que nuestro hoy necesita, es el camino que tenemos por delante y que hemos de andar entre todos y todas.


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martes, octubre 11, 2005

Desafíos de la misión educativa

Presentamos el documentos: Desafíos de la Misión Educativa de la Compañía de María. Relectura del documento XV Capítulo General, en continuidad con el XIV.

A.-Mirar la realidad del mundo con los ojos de Dios
El documento del XV capítulo General de forma poética y sugerente, comienza invitándonos a mirar con los ojos de Dios, la realidad de este mundo nuestro, esa mezcla de noche y luz que nos envuelve".



"Solamente Dios te hace mirar con su mirada las noches de la vida"
Juana de Lestonnac era una mujer que había aprendido a mirar con los ojos de Dios. Profunda conocedora de la problemática de su época, se deja " afectar" por ello y lejos de paralizarse pone manos a la obra...


"...vío un gran número de jóvenes a punto de caer en el abismo y comprendió que ella quien debía tenderles la mano"
"En este hoy nuestro se nos llama a nosotros y nosotras, religiosas y laicos de la Compañía de María, a ser continuadores de la misión educativa de Juana de Lestonnac; a abordar una misión que nos exige conocer y adentrarnos en la realidad de nuestros pueblos para dejarnos tocar por ella. Solo así podemos situarnos con los hijos y las hijas de esta realidad desde esa mirada optimista, en la más noble acepción del término. La de la confianza en cada uno, en cada una. Se ha dicho con acierto que es necesario ser optimista para ser educador: "Los pesimistas pueden ser buenos domadores, pero no buenos maestros".

B.- ATREVERNOS A ABRIR CAMINOS DE ENCARNACIÓN
Mirar con una mirada positiva nuestro mundo lleva consigo el compromiso de abrir caminos de encarnación.
El documento del XV Capítulo General nos urge a hacerlo: "Apresuremonos a recorrer caminos de encarnación"
"Una realidad dividida y confrontada que nos habla de un mundo conflictivo y de contrastes. Algo que a la trinidad no le deja indiferente, le conmueve de tal manera que envía al Hijo para adentrarse en ella, para encarnarse, para hacerse uno de tantos y desde ahí, transformarla".
Nosotros a través de nuestra misión educativa, somos hoy esas continuadoras y continuadores de Jesús. Somos esas dos manos que Dios quiso tener para hacer visible su bondad y su ternura. A través de la misión educativa que realizamos cada uno y como grupo. Dios sigue abriendo hoy caminos de encarnación, espacios de humanización y buena noticia en nuestro mundo.